Nuestra historia

La historia de las zambras flamencas en Granada es profunda y rica, remontándose a las innovaciones de Antonio Torcuato «Cujón», un destacado gitano de Ítrabo. Fue él quien, en una herrería de la Plaza del Humilladero, concibió la idea de la primera zambra. Este evento precursor dio paso a la emblemática Zambra de los Amayas en el Sacromonte, liderada por el Capitán Juan Amaya a principios del siglo XX.

Manolo Amaya, venerado como el pionero empresario de las zambras gitanas del Sacromonte, marcó un hito al ser el primero en comercializar estas reuniones. Su prima, «María la Gazpacha», hija de Fernando Amaya, brilló como una de las primeras estrellas en estas celebraciones, participando en el primer concurso de cante jondo en 1922.

En el año 2001, Sensi Amaya, descendiente directa de esta ilustre familia, revitalizó el legado empresarial de los Amayas. Tomó las riendas del decano de los tablaos granadinos, el «Reina Mora», transformándolo en el «Tablao Flamenco Albayzín». Este movimiento no solo honraba la tradición familiar, sino que también infundía nueva vida en la escena flamenca de Granada.

La expansión continuó en 2017 cuando Sensi Amaya extendió su visión al adquirir un palacete del siglo XIX en Málaga, inaugurando el «Tablao Los Amayas» como un homenaje al pintor Pablo Picasso. Este espacio se convirtió en un punto de encuentro para los aficionados al flamenco, ofreciendo una experiencia inmersiva y auténtica.

El legado de los Amayas recibió un nuevo capítulo en 2024 cuando José y Manuel Amaya, regresaron al Sacromonte. En la Cueva de los Amayas, ofrecen una experiencia de flamenco en su forma más pura y auténtica, sin megafonía ni escenarios artificiales, destacando la intimidad y complicidad únicas del arte flamenco.

Esta rica historia no solo celebra la contribución de la familia Amaya al flamenco, sino que también invita a los entusiastas de este arte a experimentar la magia del flamenco en su entorno más auténtico y tradicional.

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